Con el Congreso ocupando los últimos puestos en la percepción ciudadana, según los datos que arroja la última encuesta CADEM, en el mundo político parece haber una suerte de resignación y para los parlamentarios ya parece ser costumbre verse reflejados en esta opinión negativa.

Y las últimas situaciones como el eventual fraude al fisco del diputado Francisco Eguiguren, o las declaraciones del diputado Mario Venegas respecto a los sueldos de los parlamentarios (ver nota aquí) poco ayudan para que la imagen ante una población cada vez más desencantada con la clase política, cambie.

El senador Víctor Pérez lo toma con resignado humor al hablar que “es parte del deporte”, mientras que su colega Jacqueline van Rysselberghe, sólo menciona escuetamente que “es normal que salga con mala nota”.

Pero buscando alguna fundamentación, el propio Pérez comenta mientras estamos en una sociedad que todo lo informa inmediatamente, en el Congreso pasa lo contrario.

“El Congreso es debate, es deliberación y es a veces conversaciones muy profundas que son lentas”, explica, agregando que este Poder del Estado “hace cosas que indudablemente toman un efecto en la ciudadanía que no tiene ninguna relación con la realidad; a la acusación constitucional, por ejemplo,  creo que la gente en general la miró como una discusión política que no abordaba los temas de fondo”.

Hernán Larraín, presidente de Evópoli, en tanto, dice que “lamentablemente las instituciones políticas en Chile hace tiempo que tienen un problema de confianza de parte de la ciudadanía”.

“Por lo mismo desde Evópoli –añade– hemos hecho propuestas para modernizar las instituciones, el Congreso entre ellas y creemos que la mejor forma de avanzar en eso es haciendo que el Congreso sea más transparente, más responsable frente a la ciudadanía”.