«Nunca había visto tanta prensa», partió diciendo Pablo Longueira frente a los periodistas, camarógrafos y fotógrafos que se encontraban en la sala de prensa de la UDI.

Partió recordando que el pasado 31 de enero pasado El Mercurio público una carta suya donde manifestó que «como cualquier ciudadano enfrentaría con dignidad y fuerza interior el escrutinio de mis actos como parlamentario, como ministro de Estado y como dirigente de la UDI».

Luego, comentó que durante las últimas semanas ha estado en la tarea de «reconstruir el itinerario de mis funciones como senador y ministro de Estado para recopilar los antecedentes que me permitan demostrar en la investigaciones en curso un aspecto que para mi es esencial, para vivir con dignidad y con la frente en alto».

Respiró profundo y arrojó sin mover un músculo: «Soy un hombre honesto»,

«Tengo la profunda convicción de que con la ayuda de Dios lograré hacerlo, a pesar de la impresionante abrumadora descalificación pública que ya me sitúa como condenado, sin que medie aún ninguna acusación formal en mi contra», prosiguió Longueira.

Posteriormente, culpó a los medios de comunicación de «condenar anticipadamente con antecedentes parciales y elementos de prueba deliberadamente seleccionados, extraídos de carpetas investigativas a la que tienen acceso de manera irregular, dispongan de los mismos espacios para informar de mi inocencia cuando esta se acredite y logren dimensionar el daño inmenso que me han hecho».

«Muchas veces me pregunto si tiene sentido que el Ministerio Público primero, el Poder Judicial después investiguen rigurosamente durante meses y años contrastando pruebas, interrogando testigos, examinando documentos, recibiendo declaraciones de inculpados, si aparece una información de un par de carillas, con filtraciones parciales e ilegales. De la que nadie responde, y nadie sanciona, es capaz de condenar públicamente una persona en solo minutos, causándole un daño irreversible», insistió

«Dedicaré toda mi energía en defender mi honor y mi inocencia», declaró el ex ministro de Economía del gobierno de Sebastián Piñera.

En ese minuto, un grupo de militantes (la mayoría mujeres) aplaudió fuertemente.

«Recopilaré todo mi trabajo legislativo para demostrar que nunca favorecí a ninguna persona, institución o empresa de manera indebida. En el caso que ha copado la atención pública durante esta semana, no descansaré hasta demostrar como senador me limité a apoyar el acuerdo político que logró incorporar al pago del royalty minero a las empresas extranjeras que no tenían obligación de hacerlo por tener invariabilidad tributaria y a las empresas de la Gran Minería chilena para que también aportaran a esta contribución tributaria adicional para la urgente reconstrucción de Chile devastado. Más aún, si el anterior proyecto de royalty minero había sido rechazado en el Parlamento», dijo.

«Todos los parlamentarios recogimos opiniones, aunamos voluntades, aprobamos una ley que contó con el apoyo casi unánime del Senado», afirmó el ex aspirante presidencial del gremialismo.

Luego, anunció su partida momentánea a las filas de la UDI: «Le digo a la UDI que volveremos a levantarnos, porque nuestra fuerza nace de la adversidad, y nunca nada nos ha sido fácil, pero más que palabras Chile vive hoy una hora que requiere gestos y actos concretos. He resuelto renunciar a la militancia de mi partido para volver a postular a ella sólo cuando los tribunales de Justicia de mi país acrediten que no he cometido delito alguno».

«Es una decisión muy dolorosa de mi vida pero la adopto porque sé que he actuado correctamente y tengo fe profunda de que siempre se impone la verdad. Y de paso evito con ello que mi presencia pueda afectar apun más nuestro proyecto político», concluyó.