El pasado 9 de septiembre en Concepción se interpuso la primera querella por estafa en contra del economista Rafael Garay y con ello se develó el modelo de negocio con que captaba inversionistas en un sistema piramidal. La demanda reúne a 16 clientes que entregaron fondos a las empresas “Burse Up” de Garay y que desde el 13 de septiembre investiga el fiscal Octavio Stuardo.

Esta empresas creada en 2014, establecía un mecanismo de captación inversionistas vía recomendaos. Cada cliente debía ingresar con un mínimo de US$200, y podía optar por la categoría de inversionistas pasivos y recibir utilidades vía inversiones en renta fija o en financiamiento de compañías no bancarizadas.

En la querella presentada en Concepción, se relata el mecanismo Boursecoins que explicaba –según el texto legal- el propio Garay: “Para aprovechar de jugar con la legislación de la Ley de Bancos, la Super de Bancos, la Super de Valores, que nos permite usar una moneda virtual como mecanismo de intercambio porque al final es un producto que yo vendo, entonces quedamos cubiertos de todos los cachos, digamos la ley del consumidor, de la SVS, la Super de Bancos, pero nos permite hacer este tipo de operaciones, si esto fuera peso a peso, es decir, yo recaudo $100 millones y presto $100 millones, yo tendría que ser banco y sin estar constituido como banco uno comete una ilegalidad”. Claramente se establecía un mecanismo al filo de la legalidad.

El abogado querellante, Roberto Jara explica que: “Al respecto, Garay literalmente señala que sus monedas virtuales y el sistema creado por él es más seguro que el normal, pues dice ‘este sistema también permite protegerse de las variaciones de tipo de cambio’”.