Este sábado, el exministro de Defensa de Piñera, el ex DC Jaime Ravinet publica en el viejo mercurio una interesante carta titulada «La previsión de las FF.AA. y la carrera militar», en la que explica como funciona el sistema previsional militar y las propuestas que se han hecho para alargar la vida útil de los uniformados y cómo funcionan los civiles que trabajan en las instituciones de la Defensa Nacional.
«Con alarma se han publicado recientemente noticias sobre presuntas irregularidades y abusos en la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena). Obviamente, estas deben ser investigadas y aclaradas a la brevedad, y las autoridades deben proceder a corregir cualquier ilegalidad o irregularidad que se haya cometido», parte señalando Ravinet.
«Distinto es aprovechar este tema para enlodar a las FF.AA., como se ha intentado hacer con Carabineros. Instituciones y personal que merecen el respeto de los chilenos, sin perjuicio de castigar ejemplarmente todo abuso o delito que puedan cometer algunos de sus miembros. ¡Ningún grupo humano está exento de este tipo de episodios! Pero más allá de la coyuntura, y no obstante los estudios realizados durante el Gobierno del Presidente Lagos y en el primer año del Gobierno de Piñera, la sociedad chilena ha omitido discutir y pronunciarse sobre el tema de fondo: la carrera militar y su sistema previsional», explica el también exalcalde de Santiago.
Ravinet explica algunas de las ideas trabajadas mientras fue ministro de Defensa y que aún no se materializan:
1. El sistema previsional de las FF.AA., en todos los países del mundo, es un sistema excepcional y que considera su estructura piramidal, en que a partir del grado equivalente a mayor, los que no ascienden a cupos más restringidos quedan fuera de la carrera, y así sucesivamente, hasta llegar a general y comandante en jefe de la institución. En la mayoría de los países este sistema especial de jubilación empieza a los 15 y 20 años de servicio. En Chile, a partir del año veinte se puede jubilar con una pensión equivalente a 20/30 del respectivo sueldo. Adicionalmente, los militares están expuestos a incapacidades, lesiones, traumas propios de los ejercicios y campañas inherentes a los riesgos de su profesión y que son mayores que en cualquier otro oficio o profesión.
2. Dicho esto, muchos consideramos impropio que funcionarios civiles, abogados, médicos, ingenieros, administrativos, etcétera, gocen de este sistema especial de pensiones, salvo que sufran alguna incapacidad o muerte por participar en ejercicios o campañas militares, sea en tiempo de paz o de guerra. Todo este personal debería imponer en las AFP como el resto de los chilenos, sin perjuicio de su asimilación a la carrera y deberes militares. Más aún, no veo razón alguna para que los ejecutivos de los hospitales institucionales, los departamentos de finanzas y contabilidad, administración de personal, los ejecutivos de las empresas militares, profesores de las escuelas matrices o de academias de guerra, sean profesores civiles o ex militares, no se rijan por el mismo sistema previsional que el resto de los funcionarios públicos.
3. El personal que jubila de las FF.AA. y es recontratado como «civil» en funciones de la Defensa debería -si desean rejubilar- cotizar en las AFP y someterse a sus reglas para estos nuevos contratos.
4. Carreras cortas: Debería ampliarse la experiencia tan exitosa de la contratación de soldados profesionales a profesionales universitarios y técnicos en los escalafones de suboficiales y oficiales, de manera de motivar y atraer a jóvenes especialistas por períodos de cinco a siete años, en cargos especializados en las FF.AA., con sueldos atractivos y sujetos al sistema previsional de la Defensa solo durante su desempeño, y pasar a las AFP al terminar sus periodos si no han tenido lesiones o incapacidades que les obliguen a jubilar prematuramente.
5. Concursabilidad de los ascensos: A partir de los grados superiores a mayor, ponderando la antigüedad ganada en sus pasos por las escuelas matrices, pero dando valor a la hoja de servicio, estudios de posgrado y a las aptitudes y capacidades adquiridas durante su carrera.
6. Alargue de la carrera militar: Resulta un absurdo, como inversión de país, formar un militar, marino o aviador que alrededor de los 50 años deba jubilar -no obstante sus capacidades y experiencias- por el imperativo de la selección, promoción y pase a retiro que tiene la pirámide de la carrera militar. Es, también, frustrante para cada uno de ellos el que a su mediana edad deban pasar a jubilación y, muchas veces, deban ser recontratados como ex para seguir cumpliendo tareas en las FF.AA.
7. Muchos países han resuelto este tema mediante la creación de un escalafón complementario que permite que el personal valioso de los grados superiores (tenientes coroneles en adelante) puedan seguir desempeñándose en sus grados actuales en las FF.AA. hasta cumplir los 65 años, aunque quedando fuera de la pirámide del mando para ascender y llegar hasta el cargo de comandante en jefe. Eso permitirá conservar en servicio activo a los altos oficiales de mejor desempeño que por razones de cupos no pudieron ascender, aprovechando sus capacidades y experiencias, y ahorrar al Estado el tener que pagar las jubilaciones y el costo asociado a su recontratación.
Pensamos que estas propuestas deben ser discutidas por el ámbito político y resolver al respecto. No es posible seguir postergando su resolución como se ha hecho con la Ley de Financiamiento Plurianual para la Defensa que debería reemplazar la actual Ley Reservada del Cobre.
Su actual vigencia no es responsabilidad de las FF.AA. ni del Ministerio de Defensa, que oportunamente propusieron un proyecto sustitutivo, que fue ampliamente aprobado por la Cámara de Diputados y que hace cinco años duerme en el Senado por falta de voluntad política de los sucesivos Gobiernos por impulsar su aprobación, sostiene el exministro Jaime Ravinet
