Efecto Coronavirus: Cuatro áreas “tóxicas” para España, PIB + UE + deuda pública y desempleo

La caída del PIB español al 31.05.20 es del -4.36%

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Las compras masivas de activos públicos, junto al apoyo financiero del Banco Central Europeo realizados desde principios de año, apenas restañaron, como anunció este Medio, el pasado marzo, el plazo de 6 meses necesario para enderezar unos cálculos reducidos pero optimistas, tendentes a un crecimiento tenue que parase algunos golpes y evitara recesiones, al menos técnicas.

Todo ello ha resultado imposible a todas luces, por lo que volvemos a retomar el punto y seguido dejado provisionalmente semanas atrás, una vez alcanzado el “Pactum Est”.

La caída del P.I.B. español al 31.05.20 es del -4.36%, en realidad no se aparta apenas de las peores previsiones estimadas con el avance pandémico, en un escenario desfavorable y hermanado con las más recientes comunicadas a Bruselas del -10.3% al 31.12.20, y aún faltando conocer realidades macroeconómicas y presupuestarias por salir a la luz pública.

Otras Instituciones como el F.M.I. la cifran en el 12.8% y la O.C.D.E. en el 23% desde el inicio de la crisis.

Es a partir de los próximos meses donde el Gobierno, si puede, deberá mantener la vigilancia sobre su comportamiento, so pena de empeorar en demasía y echar por tierra las previsiones de ligera recuperación para 2021.

Recordando antecedentes, nuestro déficit con la UE del 2% previsto para 2019, se alejó al 2.8%. tercer mayor incremento, sólo por detrás de Rumanía y Francia.

Para 2020, y según el Programa de Estabilidad de España, en el cual se basa la Comisión Europea, dicho déficit alcanzaría el -10.3% y, -6.7% en 2021.

La Institución Europea asume que dadas las circunstancias por las que atraviesa Europa, y en concreto algunos países susceptibles de aumento del mismo como consecuencia del castigo del Covid-19, ha estimado conveniente aplazar una nueva evaluación.

Dieciséis Estados Miembros presentaron superávit en dicho año, entre el 0.2% de Portugal y el 3.7% de Dinamarca, junto también en positivo del resto de los llamados “frugales”.

En cuanto a Deuda Pública, el ratio previsto por el Gobierno para la Comisión Europea para 2020, ascendería al 115.5% del PIB, aunque al 31.05.20, habíamos alcanzado el 99.76% en un escenario lleno de incertidumbres e incógnitas por despejar.

Para 2021, se fijaría en un 113.7%.

España dentro de los países deudores ocupa lugar de podio durante los últimos 25 años, y según Bankinter, nuestro país se posicionó junto con Japón, Italia y E.E.U.U. en uno de los de mayor cuantía en relación a su P.I.B.

No debe inducir a confusión la inclusión estadounidense y nipona, junto a España, ya que estos cuentan con mayores recursos.

Referente al Desempleo, hace unos días, desayunábamos con las cifras oficiales de la Encuesta de Población Activa y sus peculiaridades, la cual nos ofrecía una cifra de parados en España de 3.4 millones, lo que supone una Tasa del 15.33%.

Contando en el peor de los supuestos con una parte adicional de los 4 millones de trabajadores acogidos a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleos –(Erte),  destinado a mantenerse hasta fin de año como alivio transitorio, más Autónomos, la cifra total a finales de septiembre, podría ser auténticamente de escalofrío.

Si nos atenemos a las optimistas previsiones de Bankinter, superaríamos ligeramente el 20%, pero hay que tener en cuenta que actualmente superamos el 15%.

Las previsiones de la Comisión Europea eran del 13.6% en febrero 2020 hasta alcanzar el 18.9% en dicho año, y un retorno al 17% en 2021.

Se tratan de cifras oficiales o previsiones de fuentes fidedignas que podrían en estos momentos sentar “dogmas de fe aproximadas”, contemplando perspectivas de opinión respecto a las posibles salidas de nuestra situación actual y al corto plazo, cuestión difícil para la política económico-fiscal actual del gobierno.

Somos conscientes de la dificultad que ello implica y el siempre riesgo asumido por la volatilidad de los mercados convergentes, así como la imprevisión actual de los indicadores, pero entendiendo, tanto en momentos actuales como en los presuntos meses de pánico económico qué se aproximen, volverá a imperar la imaginaria máquina oficial de sueños de Moncloa, hoy por hoy, irrealizables.

Hemos manifestado en diversas ocasiones que a ningún gobierno se le puede considerar culpable de la invasión del Coronavirus, pero sí de las gestiones realizadas, generalmente desafortunadas y a destiempo. 

España es por naturaleza, un país de servicios con algo de economía sumergida (15%), pero con una sobre carga de una altísima factura procedente del exterior.

No puede decirse que dispongamos de unos componentes de PIB estables, excepto el Turismo.

Una de las piedras angulares para España, qué aportó en 2019, (según World Trade Tourism Council), unos 176.000 millones de euros a nuestra economía (14.6% PIB) y 2.8 millones de empleos.

Los resultados en 2020, hasta ahora desesperanzadores, podrían ir cagándose a la cuenta de pérdidas y ganancias del sector a la espera, en el mejor de los casos, de una recuperación lenta la cual no debe esperarse efectiva hasta 2021, siempre que seamos capaces de sobreponernos a través de un cambio “espartano” a las circunstancias sobrevenidas.

Pensemos, que a nuestros competidores no les ha ido mucho mejor, con lo cual no es presumible qué en 2021, el sector vuelva a encontrarse ante un escenario tan desfavorable como el vivido.

Eso sí, deberíamos iniciar, supuestamente el próximo invierno, una “reconquista” del prestigio y seguridad perdidos en 2020, siempre y cuando seamos capaces de convertir de verdad a España entera en un “destino seguro” como reza la propaganda.

Otros componentes como La Industria Manufacturera, en declive, excluyendo la Construcción, suponía el 12.6%.

Esta última, en mínimos históricos del 5.6%, cuando no hace mucho tiempo alcanzaba los dos dígitos.

Consecuentemente, resulta obvio, opinado también por la propia Comisión Europea, que España se encuentra bajo fuertes desequilibrios macroeconómicos, con un gobierno incompetente y una oposición qué no acaba de abandonar la pubertad política.

Esto último, opinión del autor.

Sobre el autor:
Jesús Antonio Rodríguez Morilla, Doctor en Derecho (Cum Laude) www.modificadosobraspublicas.com

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