Argentina: Amor infiel

Argentina es un amante traicionero, y tiene toda una historia de infidelidades que lo avalan y que vienen desde que nos clavaron una daga en la espalda en plena guerra del Pacífico cuando estábamos en guerra con Perú y Bolivia, y tuvimos que firmar el tratado de límites del 1881

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La carta que envió el Embajador Bielsa a La Tercera el domingo 14 de febrero es más bien propia del día de los enamorados, ya que agradece a Chile su incondicional amor y apoyo a la causa transandina por unas Malvinas Argentinas.

El problema es que Argentina es un amante traicionero, y tiene toda una historia de infidelidades que lo avalan y que vienen desde que nos clavaron una daga en la espalda en plena guerra del Pacífico cuando estábamos en guerra con Perú y Bolivia, y tuvimos que firmar el tratado de límites del 1881 que evitó que ellos se unieran a nuestros enemigos, y que sigue en todo el siglo XX en donde los desencuentros más notorios son su desaire del laudo arbitral y la casi guerra de diciembre del 1978, la que se evitó por una firme posición de las fuerzas armadas y las gestiones del Papa Juan Pablo II, que finalizan con el “Tratado de Paz y Amistad” del 1984 en donde hicimos grandes concesiones a este amante caprichoso con el fin de asegurar la paz. Puede que todo lo anterior se hubiera evitado si es que hubiésemos enviado a los blindados “Cochrane” y “Blanco” al Atlántico Sur después de la victoria en Angamos el 8 de Octubre de 1879 con lo que muy seguramente habríamos cortado de raíz las pretensiones argentinas respecto de la Patagonia.

En la década del 90 y bajo los encantos de Carlos Saúl Menem (QEPD), entregamos grandes concesiones en varios puntos limítrofes que aun estaban pendientes de definición, siendo los más notables y desastrosos, Laguna del Desierto y Campos de Hielo. Esos eran los años en que corríamos a pasear por la Recoleta y Puerto Madero, e invertir en la Argentina y ellos nos vendían lo único que tenían, gas natural. Fue la única década en que obtuvimos algo, pero que obviamente no fue gratis, y duro hasta que llegó Cristina a la presidencia en el 2008 y decidió cortarnos el gas por instrucciones de Néstor, y poco después en el 2010 saca el decreto 256 que exige a naves que naveguen por aguas jurisdiccionales argentinas pedir permiso para ir a reabastecer las Falklands, Georgias y Sandwich del Sur, con lo cual mataron el negocio de abastecimiento de esas islas que operaba desde Punta Arenas, y que producto de salir por la boca oriental del Estrecho de Magallanes, cruzaban aguas del país vecino en transito a sus destinos anglosajones.

Hoy en día, por un lado quiere el apoyo Chileno en su reclamación por las Falklands después de que no fueron capaces de capturarlas por las armas y salieron con la cola entre las piernas, y por otro lado, va y realiza una presentación de lo que creen es su plataforma continental extendida que incluye una uña colocada encima del punto F del “Tratado de Paz y Amistad” del 84, con lo que violan el tratado en cuestión, buscan neutralizar o eliminar en la practica el concepto del Mar Austral, vuelven con su idea permanente de que Argentina está en el Atlántico y Chile en el Pacífico, siguen con sus afanes expansionistas a cuesta nuestra y del Reino Unido, y por ultimo, por secretaria quieren dejar los derechos antárticos de ambos países en nada por la vía de decir que todo lo que genera derechos y proyecciones es de ellos.

Un amor para ser exitoso debe ser correspondido, sincero y no traicionero. Basta de aceptar promesas de amor de este amante infiel, que pide continuas muestras de amor y no ofrece nada a cambio, y que es peor, sabemos que no tiene nada que ofrecer, ya que es una economía que está quebrada, con proyecciones poco favorables y que quiere vivir del crédito que le dan terceros, pero que con el tiempo es cada vez menor. Tenemos suficiente historia como para saber que no somos complementarios y que nunca podremos ser un matrimonio. Hora de enfrentar la realidad y entender que los países solo tienen intereses y no amores.

La carta del embajador Bielsa

El 14 de febrero La Tercera publicó la misiva del representante trasandino titulada: «Malvinas, una causa regional«

El pasado miércoles, los miembros de la Mesa Directiva del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas (C24) reiteraron una vez más su apoyo a la reanudación de las negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido para encontrar una solución pacífica a la controversia de soberanía sobre las Islas Malvinas. Esto me recordó la invaluable participación activa de Chile en la aprobación del último proyecto de resolución del Comité sobre la Cuestión Malvinas, que fue apoyado por los 29 países miembros, pero fue Chile quien presentó la moción en favor de la posición de mi país, en sintonía con su copatrocinio que data desde 1996 y que se ha mantenido a través de sus gobiernos.

No es el único ámbito multilateral donde nos acompaña: en octubre pasado, en la Asamblea General de la OEA, el representante de Chile expresó el respaldo de su país a los derechos de Argentina en la disputa de soberanía con el Reino Unido. Chile también acompaña la posición argentina en el G77 + China, la Cumbre Iberoamericana, el Mercosur y la Celac, donde realizó una intervención en favor de nuestra posición durante la reunión de ministros de Relaciones Exteriores.

Hace solo algunos días, en ocasión de la visita del Presidente Fernández, se dio a conocer la Declaración Conjunta de ambos mandatarios, que incluyó un punto en el que se reitera el respaldo del gobierno de Chile a los derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas. El Grupo Chileno de Solidaridad con la Cuestión Malvinas, que este noviembre cumplirá 10 años, es de los más activos y representativos de la región. En 2015 se organizó la reunión de Grupos de Solidaridad Latinoamericanos aquí, en Santiago de Chile.

Peter Piot, microbiólogo, descubridor del virus del Ébola, y asesor covid de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cree que recién “estamos al principio” y que periódicamente habrá “llamaradas epidémicas”. Sostiene que “al final se reconocerá que la estrategia europea de comprar conjuntamente las vacunas era la adecuada”. En Sudamérica no hicimos lo mismo, o parecido, y quizás debiéramos pensar en cambiar hacia adelante. Es que lo que espera detrás de la falta de integración es la intrascendencia.

La recuperación del ejercicio efectivo de nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes, conforme el derecho internacional y respetando el modo de vida de sus habitantes, es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino, tal como se encuentra consagrado en nuestra Constitución Nacional y constituye una política de Estado. El agradecimiento a Chile por su histórico e inalterable apoyo, es y será imperecedero. Rafael Bielsa, Embajador de la República Argentina.

Sobre el Autor: Richard Kouyoumdjian Inglis, es vicepresidente de AthenaLab

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