Carmela Compton, de 28 años, se dio a conocer luego que se viralizara un video en el que ningunea a una fiscalizadora que le pidió ponerse la mascarilla mientras tomaba sol en una playa y este domingo acusó una persecución en su contra de parte de las autoridades de salud.
Así lo da a conocer en una entrevista en LUN, donde se arrepiente de haber discutido con la funcionaria que cumplía su labor preventiva, indicando que “no estuvieron bien mis palabras; no es la forma de expresarme con nadie y tengo clara cada cosa que dije”.
Sin embargo, luego arremete y señala que “pero esto no es algo que haya partido ahora. En el fondo esto es una persecución que estoy teniendo hace tiempo como propietaria de un restaurante”.
“Desde que empezó la pandemia, y sobre todo en verano, las autoridades de salud me han estado persiguiendo. Los he tenido todo el verano tres veces al día en mi local”, acusó.
Y añade que “han ido a mi local tres veces al día, todos los días del verano. “Que corre esta mesa, que ponte la mascarilla, que no puedes atender a más de cuatro personas por mesa”. Y así, como me molestaron toda la temporada de verano, me vieron en la playa en mi única hora de descanso y me fueron a molestar allá más encima. Eso fue el colmo y me sacó de quicio”.
Sobre la situación que la llevó al “Salón de la Fama”, Compton relata que “estaba en mi hora de descanso y había nadado un kilómetro. Se sabe que después que uno sale del agua no puedes respirar bien. Estás con el ritmo cardíaco alto, no sé. Y van y me dicen: “oye, ponte la mascarilla”. Así de mal. Le contesté que no me iba a poner la mascarilla. Que era absurdo. Y ahí altiro esta mujer me dice que me iba a sacar un parte sanitario. Le respondo que me han sacado por lo menos tres partes sanitarios ya en mi local”.
Incluso agrega que no repetiría la escena viralizada, afirmando que “nada de lo que dije lo digo cuando estoy en mis cabales, pero me sacaron de quicio. Sé que tuve un problema de forma, pero me sacaron de mis casillas, porque no fueron sólo esos cinco minutos, es algo que se viene arrastrando antes”.
Finalmente, la bañista sostiene que es difícil mantener su negocio atendiendo gente todo el día y que “aparte de tener a esta gente que está todo el tiempo presionando. “Que haz esto, que haz esto otro”. Y van para el local y me sacan un parte si ven a una persona sin mascarilla. Ya, si sé. Sabemos lo del virus. Pero también hay que vivir. Hay que comer. Hay que trabajar”.
