Soprole dona 100 mil productos para reconocer la labor de los trabajadores esenciales

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En línea con su permanente compromiso social, la compañía realiza la entrega de yogurt y leches cultivadas de su nueva línea Soprole Activ para proteger a los trabajadores que durante esta pandemia se han dedicado a cuidar a otros.

En Santiago Centro, Álex Valenzuela es encargado de la hospedería Álvaro Lavín, una de las más importantes del Hogar de Cristo. Tiene 51 años y trabaja hace 26 dentro de la fundación, principalmente como cuidador de personas en situación de calle. A pocos kilómetros, en Independencia,  Jimena Ciero, de 54 años, se dedica al cuidado diario de adultos mayores en Fundación Las Rosas. En la zona poniente de la capital, en el Hospital El Carmen de Maipú, Rossana Umansor es paramédico y pasa gran parte de sus días en la UCI, atendiendo pacientes Covid-19. Todos ellos tienen algo en común: no han parado de trabajar durante esta pandemia y lo hacen con especial dedicación, protegiendo a quienes lo necesitan.

En línea con su permanente compromiso social, Soprole quiso reconocer su labor y la de miles de trabajadores esenciales, que necesitan de energía y protección para continuar con sus tareas diarias. Por eso, durante tres meses les entregará a ellos y a las instituciones donde trabajan, cerca de 100 mil yoghurt y leches cultivadas de su nueva línea Soprole Activ, fortificados con vitamina D y con probióticos, pensados especialmente para los adultos, a fin de poder ayudar a reforzar su sistema inmunológico.

“Soprole busca relevar el rol social de las personas que no han parado, que continúan trabajando duro todos los días para que otros, a pesar de la pandemia, puedan seguir adelante. Profesores, conductores de transporte público, trabajadores de la salud, cuidadores de niños y adultos mayores, bomberos, entre otros, son el fiel reflejo de esta primera línea, y necesitan cuidarse para seguir protegiendo a otros”, explica Sebastián Tagle, gerente general de la compañía.

Desde el inicio de la pandemia, se ha sentido llamada a compartir y colaborar. El año pasado, con su campaña “Un yoghurt, una sonrisa” donó más de 100 mil productos a través de distintas organizaciones sociales que los llevaron a villas, campamentos y ollas comunes. En tanto, en marzo pasado, entregó un mes de colaciones a miles de niños para apoyarlos en su regreso a clases, fuese a distancia o en el colegio, entendiendo la relevancia que tiene una buena alimentación en el aprendizaje durante la etapa escolar.

Con esta nueva iniciativa, la compañía da continuidad al trabajo activo y participativo ha realizado a lo largo de su historia, y al mismo tiempo, abre nuevos espacios de colaboración que le permiten reforzar su compromiso social y hacer un aporte amplio y concreto en línea con su propósito: crear sonrisas con productos ricos y nutritivos.

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