sábado, abril 20, 2024

«Spider-Man: No way Home», Una oda al arco de transformación de un personaje

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Por Ignacio Sarroca, Periodista y especialista en adaptaciones cinematográficas

En 2017, cuando se estrenó el primer filme de esta trilogía, Spiderman:Homecoming salí de la sala de cine entretenido tras ver la película, pero al mismo tiempo con una pequeña sensación de insatisfacción producto de una decisión argumental que considero no se podía dejar pasar. Precisamente, porque en esa oportunidad noté que la versión dirigida por Jon Watts cometía una omisión gigante y es que: ninguna historia de Peter Parker estaría completa sin el tío Ben. Su dramática muerte es lo que gatilla y justifica el arco de transformación que sufre un joven Spiderman en su camino a crecer y convertirse en el súper héroe que conocemos. Además, de la revelación de la celebre frase “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

Ahora, casi 4 años después salí de la sala del cine perplejo, apretando la mano de mi novia – que es una versión mejorada de la Gwen Stacy del Peter de Andrew Garfield – hasta dejarla casi sin circulación, con una sonrisa tonta de oreja a oreja, emocionado como un niño de 10 años al que le acaban de regalar su videojuego favorito y con el corazón palpitándome a más de 150 pulsaciones por minuto, pero sobre todo pensando “Me la hicieron, decir que esta película es solo una joya queda corto”. Y es que el momento en que la tía May del Spiderman de Tom Holland fallece y dice esas palabras cierra por completo el círculo y la conexión que los tres Peter Parker necesitaban. Y sí, digo los tres porque si estás leyendo este review ya deberías saberlo.

La forma argumental en que son introducidos Andrew Garfield y Tobey Maguire en la historia es sublime. Su aparición nunca fue forzada. Ninguno de ellos se encontraba buscando a Peter y hacia mucho más sentido que fuese Mary Jane y Ned quienes de manera orgánica se encuentran con ellos al buscar a su propio Peter.  (Créanme que la audiencia enloqueció en los cines cuando apareció el primero y luego el segundo de ellos, seguro les pasó también a ustedes).

No sólo eso, si no que también el guion está tan equilibrado que todos los Spiderman pueden ser ‘ellos mismos’ y actuar acorde a como lo hacían en sus propias sagas cinematográficas. Eso se ve muy consecuente y es atractivo para el espectador. Ninguno de ellos se sale de su personaje y cada intervención es adecuada. Algo que podría ocurrir en una película con tanta expectativa y con un elenco como esta es que se tienda a ‘sobresaturar’ de diálogos innecesarios, pero nada de esto ocurre. Es liviana (sus 148 minutos ni se perciben), pero tampoco burda ya que nunca caen en el vicio de hacer chistes porque sí, sino que cada diálogo y la química entre sus personajes es pertinente y conduce a algo y, además, tampoco está tirada a la acción de manera excesiva.

Si a los tres Peter los une la responsabilidad y madurez que les otorgó cargar con la muerte de sus seres queridos, a los villanos les une el odio por Peter Parker, pero la manera en que está explotado también es muy orgánica ya que de igual forma nunca se pierde la idea de que cada uno de ellos actúa en función de sus intereses y de sus propias creencias frente a Spiderman.

Debo decir que, sin desmerecer las míticas apariciones de Alfred Molina (Dr. Octopus), Thomas Haden (Sandman), Jamie Foxx (Electro), Rhys Ifans (Lagarto) el villano que se roba la película es William Dafoe con una majestuosa interpretación del duende verde. Ni siquiera se le olvidó cómo volver a interpretarlo tras 19 años y su cambios y gesticulación en verdad te hacen creer que el tipo usa una máscara facial. Este malvado es el personaje villano catalizador de los cambios importantes que sufre el Peter Parker de Tom Holland durante la película.

Si de villanos hablamos, gracias a Odín que el Venom de Sam Reimi no fue incorporado en esta genial historia. Creo también que fue un acierto dejar solo que las escenas post créditos muestren al Eddie Brock y Venom interpretado por Tom Hardy porque realmente este último no junta ni pega con el argumento de No Way Home. Si bien todos queremos ver a Venom, la historia de Ruben Fleischer como origen del alíen no guarda relación alguna con ninguno de los tres Spiderman y no tendría por qué odiar a Peter Parker.

El final de la película – como toda historia de súper héroe arácnido – es triste, pero a la vez esperanzador ya que termina con un guiño a las películas Sam Raimi en donde Peter tiene una conversación con Happy Hogan junto a la tumba de la tía May. Allí vemos como esta trilogía cierra con un Peter Parker más adulto, que tuvo un cambio tras su experiencia con los multiversos y que se va a vivir solo, pero también con una sonrisa entre orejas – Por cierto, también me encantó el toque de que justo ese departamento es idéntico al que usan en la Spiderman 2 y 3 de Tobey Maguire – con su traje tradicional y haciendo lo que sabe hacer “columpiarse por la ciudad y ser tu amigable vecino Spiderman”.

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