jueves, marzo 28, 2024

En actividad cultural en Santiago, líder de la CAM, Héctor Llaitul emplazó al Gobierno: “¿Cómo quieren que dialoguemos con la pistola en la mesa?”

Llaitul presentó el libro “Chem ka Raquizuam”, que actualiza la razón de ser de la CAM.

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Hasta el centro cultural recuperado de Lo Hermida en Peñalolén llegó ayer durante la tarde el werkén de la Coordinadora Arauco Malleco, Héctor Llaitul acompañado también de una de las mujeres  fuerte de la organización Mapuche Orfelina Alcaman para presentar la nueva edición actualizada del libro “Chem ka Raquizuam”, informa Werken Noticias, cuya nota reproducimos íntegramene.

Llaitul con el libro en las manos, explica que se trata de un relato colectivo. El llamado a conocer la CAM de su propia voz, y a compartir su proceso emancipatorio para la autonomía del movimiento mapuche llega con más sentido en la coyuntura política actual, donde el nuevo gobierno progresista de Gabriel Boric sigue haciendo llamados al diálogo con las comunidades mapuche, pero mientras tanto el pasado 18 de mayo decretó el estado de excepción constitucional en la macro zona sur y el subsecretario del Interior Monsalve ya anunció que solicitará su extensión “¿Cómo quieren que dialoguemos con la pistola en la mesa?” sigue Llaitul, quien tiene pendiente una querella presentada por Renovación Nacional por haber afirmado públicamente que frente al estado de excepción se organizará la resistencia armada.

El libro es una de estas herramientas que la CAM construyó, donde se explica porqué la lucha mapuche debe ser anticapitalista y su horizonte es autonomía y territorio, dos palabras que el gobierno de Boric no pronuncia en sus discursos. Donde se cuenta el origen de los Órganos de Resistencia Territorial (ORT), después del asesinato de Matías Catrileo, y donde se explica porqué la política de compra de tierras por parte de la CONADI (que el gobierno actual retoma como si fuera la solución) se presta al clientelismo y a la especulación.

También se encuentran en las páginas del libro experiencias como aquella del lof Pidenko, donde – relata con orgullo Orfelina Alcamán – se ejerce el control territorial desde 2016, donde se han sacado de a una las raíces de los pinos dejados por la forestal Arauco, y actualmente se siembran más de 100 hectáreas a trigo y avena, que son capaces de alimentar toda la comunidad de Lumaco por un año entero.

De nuevo, en las últimas semanas, hemos visto instalarse con furia desde los medios y desde el Estado la narrativa que criminaliza a la CAM por ser un actor político que enfrenta directamente los intereses del gran capital, que no tranza con las reglas del neoliberalismo. La embestida es evidente si se considera que el pasado 31 de mayo la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de resolución que declara la CAM como asociación ilegal y terrorista, junto a otras organizaciones mapuche. Pero quienes participan de este proyecto político armado nunca han matado una persona, en cambio entre sus filas varios weychafe han sido asesinados.

En la nueva versión del libro hay un espacio dedicado a la muerte en combate de Toño, el joven Pablo Marchant Gutiérrez que fue ejecutado por un carabinero con un disparo en la cabeza el 9 de julio del año pasado. “Este hecho marca un hito en nuestra historia como organización” se lee en el análisis del nuevo ciclo de dominación que se abre en el Wallmapu, es un punto de inflexión “porque su asesinato representa una nueva forma de operar por parte de los agentes del Estado criminal y el paramilitarismo, ligado a las forestales instaladas en el territorio ancestral en disputa.”

Desde los sectores organizados y movilizados, que practican cotidianamente la lucha territorial y política en el Wallmapu, resulta evidente que el gobierno actual no será un aporte en el camino para lograr la autonomía del pueblo nación mapuche. Tampoco, evidencian, el camino es un Estado plurinacional, o intercultural, porque el tema que está sobre la mesa no es la integración y tampoco el reconocimiento cultural del pueblo mapuche, es la lucha de un sujeto político para su propia liberación y autonomía integral, que no es compatible con el extractivismo, ni con la acumulación capitalista, ni con las instituciones del Estado chileno al servicio de los intereses económicos transnacionales. Por esto la batalla es larga, las señales de la coyuntura actual no son de paz y no indican la resolución del conflicto, por esto es el momento de escuchar cual es el mensaje de la CAM, y de leer su libro.

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